Hoy quiero invitarlos a recordar nuestras infancias como estudiantes… aquellos momentos que para algunos de nosotros parecen tan lejanos… y tan diferentes a lo que hoy nos toca vivir en las escuelas … 

Es inevitable para algunos que nos invada un sesgo de nostalgia al recordar los guardapolvos con tablitas… las escarapelas de tela que vendían en el kiosco de la escuela, la presencia impecable de esa maestra toda maquillada, con su peinado de peluquería y su guardapolvo planchado con almidón y orgullo… 

Recuerdo como alumna de la Escuela Primaria 43, esta fiesta patria con mucho cariño, formada en la rambla del diagonal 79, junto a mis compañeros y cantando con devoción esas palabras difíciles que aparecen en nuestro Himno, y que mucho tiempo después aprendí a comprender… 

Izar la Bandera, mirarla bailar en el mástil (que como pasa casi siempre, se enredaba y tenía que venir la maestra a ayudarnos) … escuchar las estrofas desentonadas, tergiversadas pero llenas de emociones que nos hacía notar  como en los ojos de “los más grandes” explotaban las lágrimas que nos generaban intriga y a la vez devoción. En ellos, nuestros abuelos, padres, tíos e incluso vecinos a la escuela que se acercaban para compartir lo que para nosotros era una fiesta, un día diferente, quizás el único día en el año que permitía que nuestros padres, dejaran todo de lado y nos acompañaran tomados de la mano.

¿Qué nos ha quedado de aquellos recuerdos? 

Seguramente mucho más de lo que en este momento estamos pensando… 

Hoy los invito explícitamente a compartir alguna anécdota de aquellas épocas donde los estudiantes éramos nosotros… y los problemas los cargaban nuestros docentes…

Que este día les recuerde que siempre los docentes estamos ahí … 

Alejandrina